Rectificar es de sabios

Ya lo decía el célebre Pope: «Errar es humano, perdonar es divino, rectificar es de sabios». 

Cuando iniciamos nuestra andadura empresarial es posible que tomemos decisiones de las que estamos totalmente convencidos, que hemos estudiado a conciencia y que defendemos con todas nuestras fuerzas.

Aún y así, es posible que o bien porque nos faltaba información, experiencia o simplemente porque el paso del tiempo ha hecho que nuestro entorno evolucione, las decisiones que tomamos en su momento ya no resulten beneficiosas para nuestro proyecto.

En estos casos, no debemos ponernos las manos en la cabeza, ni empezar  a justificar el motivo de las decisiones pasadas, ni muchísimo menos tirar pelotas fuera y ponernos a despotricar.

Cuando vemos que una de las estrategias, políticas o decisiones que tomamos  deben ser modificadas, adaptadas o bien eliminadas, tenemos que tener la suficiente madurez como para poder analizar estos puntos:

– ¿Por qué tomamos esa decisión en el pasado? 

– ¿Qué beneficios nos aportaba entonces y cuáles en estos momentos? 

– ¿Qué ha cambiado en nuestro entorno?: Competencia, comportamiento de los usuarios, entorno, …

– ¿Cómo podemos adaptarla para la situación actual? 

No nos enquistemos en el pasado, pensemos en el futuro, para poder ser ágiles, positivos y ganar tiempo. Porque cuanto antes lo detectemos y nos adaptemos, antes veremos resultados. 

Algunas grandes compañías han tenido que dar marcha atrás en algunas de sus políticas y  lo máximo que ha pasado es que se ha hecho difusión y que los usuarios lo han agradecido. Mirad si no, los casos más sonados de tres de los grandes: 

– Ryanair: Cambio en su política restrictiva para mejorar su imagen.

– Instagram: Dio marcha atrás en su normas de privacidad después de un gran revuelo en RRSS.

– Microsoft: Modificó la política de uso de la XBox después de que Sony presentara la PS4 aprovechando sus puntos débiles.

Si los grandes lo han hecho, que no nos dé miedo hacerlo.  Pero recuerda: Rectificar es de sabios y de necios tener que hacerlo a diario.

¡Feliz semana!